En los trastornos del neurodesarrollo es importante realizar un diagnóstico a temprana edad; con la detección y la intervención precoz se intenta localizar a aquellos niños en riesgo de presentar dificultades en el futuro. Si se detectan dificultades cuando los niños estan empezando a leer y escribir, aunque no se pueda establecer un diagnóstico fidedigno a edades muy tempranas, sí podemos detectar a aquellos niños que presenten señales de alarma o signos de riesgo y que podrían desarrollar dificultades en una etapa posterior.
El modelo de intervención actual es un modelo que espera al fracaso; la detección y el diagnóstico llegan cuando el niño ya tiene un retraso significativo en el aprendizaje con respecto a sus compañeros. Para cuando se puede establecer un diagnóstico seguro se ha perdido un tiempo precioso en el que los tratamientos hubiesen sido muy efectivos y en muchos casos se evitaría que las dificultades influyeran de manera negativa en un pobre autoconcepto del niño.
Invertiríamos en intervenciones de carácter preventivo cuyos resultados podrían ser mayores gracias a los mecanismos de plasticidad cerebral, con las que se pretende evitar posibles dificultades escolares y emocionales que el niño pudiera desarrollar en el futuro.